Nuestra historia es simple y breve pero hermosa. Llena de tantas grietas, de tantos detalles que desconcierta la imperfección de algo tan perfecto.
Cuando te conocí no pensé colocarte en aquel lugar dentro de mi corazón, al contrario, fuiste invisible por muchos meses, pero la vida nos mostraría la mejor jugada del momento. Un corazón destrozado por el termino de una relación tortuosa y larga, más un corazón esperanzado y tranquilo.
Todo fue tan lento, la timidez siempre te gano; a mi el orgullo y el nerviosismo siempre me jugaron mal… tú te reías de las muchas estupideces que dije, de las miradas locas y de los cambios de color que le producías a mi cara.
Y fue así, que luego de juegos locos, de conversaciones silenciosas y largas; luego de miradas eternas, de una indiferencia irritante y dolorosa… nuestra historia comenzó.

Me enamoré de tus ojos miel, de tus labios que siempre me esperan, de tu cuerpo, de tu paciencia con mi carácter y de tus muchos cariños. Me ilusione con tu voz y tus llamadas en madrugada, de mis sueños y de tus ilusiones…

Me enamoré de ti