Cupido me flecho erróneamente, seguramente su flecha se corrió un par de grados y fallo… fallo para desgracia mía, me unió al de otra… y forzó mi desesperación. Y entre unas gotas de aquel licor que tanto me gusta… lo confesé… cupido me volvió a jugar mal, lo confesé luego de semanas de loco aturdimiento de sus detalles (que no eran tales) de sus miradas (que, a lo mejor, no existían) y falle nuevamente. Él un poco confundido dijo algunas palabras, que sólo logre entender con mis pies en el suelo, me aturdí y lloré (pero, ¿Por qué mierda lloras? ¿Qué pasa?). Luego la vergüenza se apodero de mi y en la tranquilidad de mi vida… volví a llorar… porque lejos de confesar lo que sentía, le había regalado gratuitamente una parte de mi… una parte que él no supo apreciar y que sólo se guardo en el bolsillo…para después compartir una triste mirada conmigo. Volvía a fallar y cupido sólo se reía de mi… porque por primera vez provocaba una locura de esas…a él le importaba un carajo total seguía respirando y yo sólo seguía sangrando con esa flecha que no me puedo quitar… y volveré a confesar (creo que el juego me gusto)… la flecha sigue en él o en mi, sigue sangrando y causando miradas tristes que sólo me siguen ilusionando, la flecha aquella causa ilusiones con la respiración o el movimiento de aquel ser maligno. Ahora… todo es culpa de aquel “demonio” y sus malditas flechas… no sé si lo hizo a propósito o sólo salio a jugar y la afortunada fui yo… pero gracias, en serio, gracias por hacer que mis palabras cobraran tan poco valor… gracias por dejarme entregar una parte de mi o sólo por demostrarme que vivo… y siento.
"Como quieres que te olvide, si tu nombre esta en el aire y sopla entre mis recuerdos… si ya se que no eres libre, si ya se que yo no debo retenerte en mi memoria… así es como yo contemplo mi tormenta de tormentos, así es como yo te quiero."
(Amaral)
