DIARIO EL CENTRO
Miércoles 6 de octubre de 1999

KARLA ERA UNA CHICA MUY ALEGRE
Compañeras y profesoras lamentan el deceso de la pequeña Karla Gutiérrez Ilabaca y destacaron la decisión que tomó de donar sus órganos.

Como una niña muy alegre y con una chispa especial para enfrentar cualquier situación, fue definida la pequeña Karla Gutiérrez Ilabaca, que murió luego de ser arrollada por un vehículo la noche del sábado y que decisión donar sus órganos para salvar la vida de otras personas.
Según su profesora jefe, María Cecilia Sepúlveda, siempre fue una niña que se destacó por su inocencia y por el cariño que supo dar a las demás personas. Además tenía una capacidad especial para relacionarse con los niños menores de edad.
“Siempre se esforzó mucho para lograr un buen rendimiento académico. De hecho, ella venía aparte a clases para mejorar su rendimiento. Era muy constante y muy trabajadora”, señalo su profesora.
En cuanto a la decisión de donar sus órganos, dijo que por las conversaciones que habían tenido con sus compañeras, siempre fue considerada una persona solidaria.
Una demostración de la preocupación que sentía por el resto de la gente fueron sus constantes visitas a los lugares donde se atendía a menores de edad o ancianos.
Es por ello que el gesto de bondad que tuvieron los padres de la menor y el deseo mismo de Karla de donar sus órganos, es consecuencia de la forma en que desarrolló su vida, tanto al interior del colegio como fuera de este.

Otra profesora que conoció de cerca de Karla fue María Soledad Arancibia, quien la recibió en el colegio María Auxiliadora desde el primer año. Desde entonces y hasta cuarto básico tuvo al interior de la sala de clases a esta niña, a la que recuerda como alguien muy despierta y con mucha personalidad.
Con mucha alegría siempre estuvo dispuesta a ayudar a los demás y todo lo que hizo, indicó, es consecuencia de la formación que le han entregado sus padres, ya que se trata de personas muy cooperadas y ligadas a las actividades del colegio.
“Era muy inquieta y había que sentarla en los primeros puestos de la sala. A pesar de que no destacó en la parte académica, era una de las niñas que sobresalía en la parte humana. Le gustaba mucho cooperar y cuando visitamos unos hogares de menores, me llamó mucho la atención que haya conquistado a unos niños que eran muy inquietos y que sólo querían pegarnos”, añadió emocionada su primera profesora jefe.
A través de las personas que conocieron a Karla, se nota el cariño y el apreció que tenían por ella. Incluso a las profesoras aún les cuesta asimilar lo que sucedió con esta alumna, porque nunca antes había ocurrido algo similar.

A pesar que el tema de la donación de órganos aun es algo que no se conversa en familia, la profesora indicó que en clases de orientación la pequeña Karla siempre señaló su voluntad de donar sus órganos si servían para salvar la vida de otra persona.
“En una oportunidad ella me dijo que estaba dispuesta a dar su vida por los demás. Ahora es algo que se conversa más al interior de la sala de clases, porque es un tema que ha tocado muy fuerte a cada uno de los que nos encontramos en este lugar”, puntualizo.
Es de esperar que la donación de órganos que hizo Karla sirva como un ejemplo para todas las personas que tienen dudas sobre este tema y toman como un acto de valentía lo decidido por sus padres, concluyo.
Una de sus compañeras Cecilia Alarcón, la conoció desde primer año básico y siempre la consideró una persona muy cooperadora que compartió con todos los que la rodeaban.
“Todos nosotros deberíamos tratar de seguir los pasos de la Karla, porque lo que hizo es algo muy bonito”, señalo su compañera.
La despedida final de la menor se hizo con una misa en la capilla del colegio María Auxiliadora, donde asistió una gran cantidad de alumnos, profesores y apoderados.

El martes se cumplió un año más desde que mi bella prima dejo esta tierra llena de envidia por una llena de amor.
Nunca pensé que a mis cortitos años una perdida así me marcaría tanto… ese año no fue uno de los mejores, en febrero había perdido, de un infarto, al que fue mi abuelo de corazón y unos meses después perdería a mi primita que me llego al alma, la que traspaso la pared que había dejado la separación de mis padres, la que logro formar una red de amor dentro de mi… la que pensé nunca sentiría.
Recuerdo los juegos infantiles, donde imaginábamos que príncipes soñaban con nosotras y donde bellos vestidos coronaban la escena… todo esto en la entrada de la casa de mi abuela paterna… era un verdadero show!!!... eran esos tiempos donde éramos buenas de corazón, ella lo sigue siendo… donde los juegos infantiles nos entretenían toda la tarde. O cuando íbamos juntas al jardín y teníamos un par de pololos, era muy entretenido compartir aquellos juegos con ella… creo que fue mi gran amiga.
Pero llegaría aquella noche… donde cruzando una calle… un auto que sin previo aviso doblaba una calle a 120 km/hr… la tomaría y le quitaría la vida en un segundo… sólo un centímetro la separaba de la muerte… un centímetro que el estupido al volante no le pudo dar. Mi hermosa niñita, con el golpe en la cabeza, quedo en estado vegetal durante días…Sus padres, mis tíos, con el dolor de su alma y viéndola cada día conectada a aquellas maquinas decidieron desconectarla… para que se fuera de una vez. Pero antes de dejar esta vida definitivamente, ella dejaría huellas de su presencia y compartiría aquellos órganos que en su nueva vida no necesitaría. Siempre me he imaginado como que ella colgaba de una pared muy alta, sostenida sólo por sus débiles manos y ellos sólo la dejaron caer…
Y si esta mañana vienen a mi un par de lágrimas, es porque la ausencia duele… es porque me hubiera encantado tomar el teléfono en este momento y preguntarle como le va en la Universidad o con el pololo… me duele porque se llevaron a un alma pura, una pequeña ingenua… siendo que en el rebaño había personas que se merecían más la muerte… Ahora entiendo LA MUERTE ES UN REGALO, UN REGALO ETERNO. ¿no es así? Ese es mi consuelo.